Semanas atrás pasé un par de horas en una terminal de ómnibus jugando
con dos hermanitos.
Estaba aburrida esperando mi colectivo, les dio curiosidad porque
estaba con la cámara de fotos, y así empezamos a jugar y se nos pasó el tiempo.
Después de un rato, se acerca su mamá y me pregunta si puedo cuidarlos mientras
hacía un par de cosas. No me dio mucha opción porque mientras me lo decía se
iba… Por un momento pensé que me los había dejado y me invadió un escalofrío: sola
con 2 niños abandonados en una terminal de Brasil…, por suerte fue sólo un
delirio.
Foto sacada por la mamá, eternamente agradecida por las dos horas que le liberé... |
Mientras yo deliraba ellos habían desplegado sus juguetes, se escondían
entre la gente, se me colgaban y me abrazaban sin ningún problema. De repente la
nena me agarra de la mano y me lleva frente a un hombre enano que había llegado
a la terminal. Lo señala y me pregunta por qué era así. Rogué que volviese la
mamá de los niños para no tener que explicarles y meter la pata, encima en
portugués, podía llegar a decirles cualquier cosa… Pero su madre no aparecía y
ellos me seguían preguntando.
Después de pensar un rato les dije que simplemente era una persona
mayor que se había quedado bajita, nada más.
La nena se queda mirándome fijo y
me dice: - “ahhhhhh, cómo vos…vos también te quedaste bajita, no?”..
Me empecé a reír. Le dije: -“si, si, yo también me quedé bajita”. Y ella
me responde: - “entonces son iguales”….
Quedé pensando en lo que ella había deducido de mi explicación….éramos
iguales…así lo vio ella.
Y sí…somos iguales, TODOS.
Mientras me acordaba de esta historia pequeñita, se me vino a la
cabeza una canción de Natiruts, que explica mejor lo que sentí:
Crianças não nascem más
Crianças não nascem racistas
Aprendem o que a gente ensina
Crianças não nascem racistas
Aprendem o que a gente ensina
Los niños no nacen malos
Los niños no nacen racistas
Aprenden lo que la gente les enseña