No podía dejar de escribir sobre Cortázar aunque justo hoy sea
trillado, y al mismo tiempo nadie mejor que él como protagonista de un post de
estas historias pequeñitas. Él que tantas sonrisas me dibujó.
Cortázar es un gusto que comparto con amigas del alma. Es sinónimo de
tardes al sol leyendo sus cuentos o escuchando sus grabaciones.
Es haberme creído la Maga en algún momento y juntar hilos de colores
por ahí.
Cortázar es estar en Paris con 21 años y querer conocer todos los
lugares que nombraba en Rayuela, perderme un día entero buscando cada
rinconcito…
Es querer saber de pintura, de fotografía, de música cuando a los 13
años me compré Rayuela y no tenía idea de lo que tenía entre las manos. Es Paul
Klee, Gillespie, Man Ray….
Cortázar es mis amados cronopios…
Es haberme enamorado de algún Oliveira alguna vez.
Cortázar es llorar porque perdí “Un tal Lucas” en un colectivo yendo a
Brasil.
Es que cada tanto me pregunten cuantas veces leí Rayuela, y siempre
contestar una más.
Es abrir alguno de sus libros y verlos dedicados a mi por alguna
persona que quise mucho.
Es Talita, cronopios y famas, Gregorovius, Glenda, los autonautas de
la cosmopista, el Club de la Serpiente, Traveler, Rocamadour, un tal Lucas…
Cortázar es Cortázar, simplemente.
Gracias por tantas sonrisas Julio, felices 100.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario