lunes, 29 de septiembre de 2014

Vamonos de viaje Ricardo....



Me pasa que tengo una onda especial con los taxistas, todavía no descubrí por qué.
Cada vez que subo a un taxi, seguro termino  íntima del taxista, hablando de las profundidades de la vida.
Y casi nunca los uso, pero hace unos días me hice un viajecito con Ricardo, un divino total, que por media hora se animó a jugar y soñar conmigo.
Salía de trabajar y me sentía descompuesta, así que esquivé el bondi y decidí invertir en un taxi. Subí callada, sin muchas ganas de hablar, pero EL TAXISTA  buscaba charla, así que me dejé llevar….
Empezó preguntándome qué hacía, nombre, edad, bla, bla… Se presentó, me empezó a contar que él estaba cansado de trabajar y trabajar, y no poder disfrutar de lo que quería y estar más tranquilo, que este país de mierda, etc., etc…. Entonces, le contesto que estaba en él cambiar eso, que lamentablemente nadie lo iba a hacer por él.
Muy caradura le digo:
-          No te quejes más Ricardo y ponete las pilas!!!”
Se dio vuelta, me pidió la mano y me la besó:
-     Sos una loca linda, decirme: “ponete las pilas Ricardo”, a mí, que ya estoy grande, jajajaja. Pero tenés razón…qué hago?”
-          No sé, qué es lo que te gustaría hacer?
-          Viajar, por acá nomás. No pensar en trabajar, relajarme.
-          Y bueno, vámonos de viaje Ricardo, dale.
Y sin que le dijera nada, se prendió al juego, y empezamos a soñar con recorridos (obvio que le propuse Brasil, y las mil y una playas). Rápidamente armamos un presupuesto estimado: concluimos en que teníamos que hacer dedo. No había presupuesto para vicios, así que convenimos en que si él dejaba de fumar, yo abandonaba la cerveza… (y si, algo tenía que prometerle).
Hicimos un recuento de habilidades personales para sobrevivir: resultó ser buen cocinero y algo se defendía cantando. Inmediatamente decidimos hacer un dúo y elegimos un par de temas.
Acotamos el equipaje con una lista rápida de cosas a llevar, y así hasta que llegamos a mi casa.
Antes de bajarme, me dice:
-          Gracias flaca, yo no conozco el mar, pero por un rato soñé que me iba de verdad.
Se me hizo un nudo en la garganta…
Lo saludé con un beso. Quedamos en encontrarnos en un mes en el mismo lugar donde subí, él simplemente va a dejar el taxi estacionado y partimos…….


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