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Mirar 50 veces a una mina que no sabés si está
gorda o embarazada, obviamente decidís que está gorda y no le das el asiento (fea,
fea actitud, lo sé).
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Saber de memoria productos, beneficios exclusivos y
precios de toooooodo lo que venden en el bondi. (la última son las lupas de
bolsillo y los tarjeteros de una “cuerina vinílica ecológica simil cuero”).
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Creer que tocaste el timbre y no, estabas con los
auriculares y sólo amagaste. Te pasás de parada y el que está al lado tuyo te
putea porque cree que tocaste.
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Subir sin mirar que colectivo es (confieso que veo
un naranja y subo, sólo por el color), preguntar a las 10 cuadras en cuál estás…y
no, no era el tuyo, así que ha bajarse.
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Estudiar a los pasajeros por equipaje, ropa, cara, supuesta
profesión, etc. A ver si adivinás a dónde se bajan, si creés que es en las
próximas paradas, te le pegás al asiento así lo ocupás primero. ….O esto lo
hago sólo yo?
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Tener un deseo casi primitivo de reputear al chofer
cuando, con el colectivo que explota, dice: vamos, vamos, corriéndonos para el
medio así hacemos lugar y entramos todos, y vos querés gritar: “a dónde mierda
querés que me meta?”.
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Saber que un día se te va a cortar el brazo al
colgarte del pasamanos, con más seguridad al doblar a todo lo que da en una
esquina. Esto sólo aplica a los bajitos cómo yo, nunca voy a entender por qué
carajo no lo ponen más bajo???? Llego en puntas de pie.
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Pedir permiso a quién está sentado a tu lado para
poder bajarte, y que el muy c______ (rellene aquí con el calificativo que más
le guste) no se levante, sólo te corre milimétricamente las rodillas, con lo cual
hacés contorsionismo para pasar . Seguro le pegás de yapa un mochilazo y ligás
puteada. ( Me pasa casi todos los días)
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Querer tener un stock de auriculares para repartir
a toooodos los que ponen música al mango en vivo, así nomás, para el disfrute
del pasajero, te guste o no te guste. Me pone de pésimo humor.
Cuando está así, todo ordenadito, es el paraíso... |
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